Voto electrónico: la alternativa
[10-05-01]
Con el objetivo de evitar los problemas existentes en algunas poblaciones del País Vasco para el ejercicio del derecho al voto en libertad, Gonzalo Quiroga, senador guipuzcoano, propone la implantación del voto electrónico, como mecanismo alternativo de elección a los representantes de la soberanía popular. Desde marzo de este año, el Senado viene estudiando a iniciativa del Partido Popular, www.pp.es , la posibilidad de ponerlo en marcha.
Este debate no es privativo de la sociedad española. Con motivo del polémico recuento en el estado norteamericano de Florida, surgieron voces propugnando la implantación de este sistema. Así mismo existen iniciativas similares en otros países del mundo como Argentina o Brasil.
El voto electrónico puede definirse en sentido amplio como la aplicación de la informática a los procesos electorales. En sentido estricto es, la capacidad que tiene un usuario para votar desde su ordenador sin necesidad de acudir a un proceso electoral. Nos encontramos ante un concepto muy amplio puesto que comprende también la utilización de terminales en los colegios electorales, a través de los que se ejerce el derecho al mismo. Aun siendo conscientes de la amplitud del mismo utilizaremos en el presente artículo el concepto estricto, es decir, el ejercicio del derecho al sufragio desde un ordenador.
El voto electrónico debe reunir los mismos requisitos y garantías que el voto tradicional. No debe ser posible que se produzca una alteración de los resultados. Así mismo, deben establecerse mecanismos para que sólo voten las personas que tienen derecho a ello y que sólo lo hagan una vez. La utilización de firmas y certificados digitales es requisito necesario para garantizar la fiabilidad y legalidad del sistema. El ejercicio del mismo debe ser anónimo, durante y después de concluido el proceso electoral. Por último, deben ponerse los medios para que las personas que deseen utilizar este sistema puedan hacerlo.
Uno de los mayores problemas que se plantean con la implantación de este sistema son los múltiples requisitos de seguridad que precisa. Nos encontramos ante una relación compleja al existir varios actos desde que se ejercita el voto hasta que se procede al recuento del mismo. Además la inspección ocular del sistema no basta para determinar su correcto funcionamiento. Una de las soluciones sería mejorar la seguridad de las redes por las que circulen los datos electorales, así como el desarrollo de mecanismos que dificulten e impidan al máximo los ataques a los servidores donde se alojen los mismos. En esta misma línea el establecimiento de un punto de confianza entre los establecimientos del sistema se hace necesario.
Son muchas las ventajas que presenta. Por un lado, el bajo coste de implementación del sistema. La consultora Meta Group estima que ascendería en Estados unidos a 250 millones de dólares, que se traduce en 1.23 dólares por elector. Se ahorran los costes que supone la movilización del elevado numero de personas que conlleva cada proceso electoral. Supone este procedimiento un ahorro muy importante en relación con los métodos existentes de votación.
La rapidez en el recuento de los votos. Cinco minutos serian necesarios para conocer el resultado de cada urna. La lentitud con que se produce en muchas ocasiones los escrutinios suele generar gran desconfianza en el electorado, sobre todo en aquellos lugares del mundo donde el pucherazo es práctica habitual.
La sencillez del método de elección. El sistema no presenta especiales dificultades incluso para aquellas personas que no estén en absoluto familiarizadas con las nuevas tecnologías. El lector señala su opción y tiene la posibilidad de confirmar. Además al existir la posibilidad de añadir elementos complementarios como fotografías, se asegura que la opción elegida es la realmente querida.
El voto electrónico es un instrumento privilegiado para fomentar la participación ciudadana en la gestión de los asuntos públicos. La posibilidad de hacer consultas periódicas, con mayor o menor grado de vinculación, sobre los más variados temas es una posibilidad real. Ello contribuiría a estrechar las distancias existentes entre sus señorías y el pueblo soberano.
Desde el pasado mes de marzo, el Senado está estudiando la posibilidad de establecer este sistema en España. Su puesta en marcha debe partir de la base de la imposibilidad de instaurar este sistema en términos absolutos. La todavía escasa penetración de la red en España es uno de los principales obstáculos. Por ello será necesario tomar las medidas adecuadas para poner a disposición de la ciudadanía los medios adecuados para que puedan ejercer este derecho a través de este sistema. En todo caso, deberá priorizarse, en un primer momento, a aquellos ciudadanos que mayores dificultades tengan para realizar un ejercicio presencial del derecho al sufragio. Quienes residan fuera de su domicilio, quienes por motivos justificados no se encuentren en su domicilio el día de las votaciones y los enfermos deberían ser los destinatarios iniciales de estas medidas.
La implantación del voto electrónico obliga a realizar cambios en materia legislativa. La iniciativa legislativa popular puede tener un impulso decidido con este sistema. Existiría mayor seguridad y facilidad para contabilizar las adhesiones a determinada propuesta de ley. En otro sentido, sería necesario proceder a la reforma de la Ley Electoral General y la legislación relativa al referéndum.
Todo indica que en un futuro no muy lejano el ejercicio del derecho al voto podrá realizarse con normalidad por mecanismos electrónicos. El ahorro de costes y de tempos, así como la facilidad del sistema son argumentos suficientes para predecir en el futuro la existencia del e-voto.
Madrid, 8 de mayo de 2001.
Eneko Ariz
eariz@delitosinformaticos.com
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