la clonación terapéutica de células humanas divide a los Gobiernos, científicos y expertos en bioética
[17-06-01]
En los últimos años la investigación científica en el campo de la medicina está consiguiendo grandes logros para la humanidad. Uno de ellos tuvo lugar hace unos meses con la presentación del mapa genético humano, crucial para comprender la estructura de un organismo vivo y cómo unas características pasan de un individuo a otro.
Estas investigaciones aportan grandes beneficios a la especie humana, puesto que ayudan a la prevención y curación de enfermedades, sin embargo también provocan conflictos morales a la opinión pública y a la propia comunidad científica.
Desde que conocimos a la oveja Dolly, clonada a partir de otra oveja adulta, se ha debatido mucho sobre la posibilidad de clonar seres humanos. Algunos científicos consideran que es totalmente legítimo y válido pero otros lo consideran una aberración y un atentado contra la integridad del ser humano.
Hay dos tipos de clonación: · Clonación reproductiva: Es la que permite obtener individuos clónicos entre sí o con un progenitor. · Clonación no reproductiva o con fines terapéuticos: Es la que tiene fines médicos, es decir, no pretende producir un individuo clónico vivo, sino producir tejidos y órganos necesarios para curar enfermedades tan graves como la leucemia o el parkinson.
La UNESCO, la Unión Europea, España, el Vaticano, los Parlamentos de Alemania e Italia están en contra de la clonación humana. En España el Código Penal (artículo 161.2) y la Ley sobre Técnicas de Reproducción Asistida (artículo 20) la prohíben expresamente. Sin embargo aún no hay legislación que prohíba explícitamente la clonación de órganos, tejidos o células.
En 1998, James Thonson descubrió cómo obtener células madre a partir de un embrión humano. Estas células son las encargadas de formar los órganos del cuerpo y son capaces de reemplazar células o tejidos dañados. Las células madre sólo se encuentran en el embrión en sus primeras fases de desarrollo. Su utilización para la clonación terapéutica suscita gran rechazo, puesto que una vez obtenidas las células embrionarias, el blastocito no es implantado en un útero para que continúe su desarrollo sino que es destruido. Esto provoca, y con motivo, problemas morales y religiosos, ya que se crea una vida para después destruirla.
Es cierto que se trata de un gran descubrimiento ya que solucionaría una de las grandes limitaciones de los trasplantes, la escasez de órganos donantes. La creación de bancos de células madre permitiría crear los tejidos o células necesarias para tratar a una persona con una enfermedad determinada cuya solución pasa por la regeneración del tejido dañado, como es el caso del Alzheimer.
Es por ello que Juan Carlos Izpisúa está investigando la posibilidades de las células madre adultas para así salvar el problema de la destrucción de los embriones. Ha descubierto que existen células madre en la médula ósea, capaces, no sólo de generar las células de la sangre, sino de generar células del hígado, y también en el cerebro, las cuales, además de originar los distintos tipos celulares que lo componen, son capaces de formar sangre y músculo. El único problema que presentan este tipo de células es que no todo tipo de tejidos de un individuo pueden generarse a partir de ellas.
Si nos paramos a pensar nos podemos dar cuenta de que lo que hace unos años nos parecía el argumento de una película de ciencia ficción hoy es una realidad. La ciencia “no tiene más límite” que el de la capacidad humana para investigar y descubrir, pero ¿qué pasa con los derechos humanos violados en el camino? La creación de vida humana únicamente para llevar a cabo experimentos científicos es algo horrible porque nos deja a toda la humanidad en manos de los posibles intereses que en un momento dado existan. Se produce un choque frontal entre el desarrollo de la ciencia y la tecnología y el respeto y protección de la vida humana. Es necesario marcar un camino a seguir dentro del cual toda investigación científica es lícita y legítima, respetuosa con la vida y conforme con los intereses de todos, y en el que todo camino alternativo que suponga abandonar el ya marcado esté totalmente prohibido. De esta manera se permitirá y apoyará el desarrollo de la investigación y como consecuencia el beneficio de la humanidad, pero sin lesionar aquello nos hace seguir adelante, la vida.
Noelia García Especialista Derecho Nuevas Tecnologías ngarcia@delitosinformaticos.com
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