Los cibernautas acusan al FBI de amenazar la privacidad en la Red
[17-06-01]
Navegar por la Red supone un riesgo para la privacidad de los usuarios, ya que cualquier actividad que se realice en ella conlleva aportar datos personales, ya sea de forma directa o consciente, mediante el registro y cumplimentación de formularios en páginas web, o bien de forma indirecta, con la simple navegación por la misma, en cuyo caso la información es captada a través de distintos mecanismos, como las cookies. Son pequeños archivos generados por los servidores web que se almacenan en el disco duro del usuario. Cuando el internauta entra en una página, el servidor de ésta envía las cookies al disco duro de su ordenador y cuando vuelve a entrar en la web las cookies envían información al servidor sobre la navegación que ha realizado el usuario.
Para algunas personas no suponen una intromisión ya que les facilita y agiliza la navegación, sin embargo para otras sí, por ello todos los navegadores disponen de la posibilidad de deshabilitarlas y es por ello que no provocan gran alarma entre los usuarios.
Lo que sí está provocando gran preocupación es la posibilidad de que entidades gubernamentales desarrollen programas que les permitan tener acceso a los datos de cualquier persona que navegue por Internet. Si los Gobiernos tuvieran acceso indiscriminado a los datos personales de sus nacionales y a los de otros países daría lugar a una gran inseguridad, no ya dentro de la red sino también fuera de ella.
Es el caso del Gobierno Norteamericano y el programa Carnivore diseñado por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI). Es un sistema que funciona capturando mensajes de correo electrónico que son sospechosos de contener información útil para la agencia. Utilizan como criterio de búsqueda determinadas palabras clave que alerten sobre actos terroristas o ayuden a detener a delincuentes. Permite vigilar toda la actividad del internauta, pasando por chats, foros de discusión, sms, etc.
Esto ha provocado la protesta de las organizaciones norteamericanas de derechos civiles ya que consideran que, bajo la excusa de luchar contra el crimen y velar por la seguridad de los ciudadanos, el Gobierno está teniendo acceso al contenido de la correspondencia, en este caso transmitida por medios electrónicos, atribuyéndose una facultad que no le corresponde en absoluto ya que existe el derecho constitucional al secreto de las comunicaciones.
Ante estas reacciones el FBI ha decidido cambiar el nombre al programa y lo ha denominado DCS1000 con la intención de eliminar cualquier connotación negativa en el mismo, sin embargo, tenga el nombre que tenga sigue suponiendo una grave lesión al derecho a la intimidad de los ciudadanos.
Conforme la tecnología continúe avanzando y teniendo mayor presencia en la vida de los individuos, las posibilidades de lesión y merma de los derechos civiles irán también en aumento. Cuando las comunicaciones sin cable se encuentren en pleno apogeo sufrirán también este tipo de conductas y nos veremos atrapados por la tecnología y su mal uso.
Existe un gran conflicto entre la tecnología y la privacidad, por ello que se hace necesario delimitar claramente hasta donde se puede llegar, qué se puede hacer y que no, y por quién, las circunstancias que obligan a ello, es decir, regular todos y cada uno de los puntos de conflicto, de tal manera que no se frene el desarrollo tecnológico ni se vulnere tampoco el derecho de los ciudadanos a la intimidad. Sin embargo nos encontramos con una paradoja, y es que es el Estado quien debe llevar a cabo este esfuerzo normativo y es también el que, en el caso de Estados Unidos, provoca el daño a los derechos civiles con sus dudosas conductas.
Es una situación muy difícil de solucionar, nos perjudica a todos, debemos pararnos un poco y reflexionar sobre lo que está ocurriendo antes de que la situación se nos escape de las manos.
Noelia García
Especialista Derecho Nuevas Tecnologías
ngarcia@delitosinformaticos.com
Artículos de actualidad ...
Archivo de artículos ...
|
