28 Abril 2002
HOAXES: ¿CREER O NO CREER?
Hace más de 500 años corrían
rumores acerca de grandes monstruos e inmensos peligros que
acechaban a los intrépidos marineros que se atrevieran
a aventurarse en el Océano Atlántico. Todo aquel
que osara adentrarse en las aguas de poniente vería cómo
su embarcación, en caso de que sobreviviera a las extrañas
criaturas marinas, se precipitaría en un abismo sin fin
perdiéndose en no se sabe muy bien dónde.
En los inicios del siglo XXI, todavía circulan
numerosas leyendas en las que se describen las desgracias que
les ocurrirán a nuestros instrumentos de navegación
-los ordenadores-, en caso de que osemos abrir un correo electrónico
que venga con un determinado asunto: borrará nuestros
discos duros, estropeará nuestros monitores, dejará
inútiles de por vida nuestras flamantes conexiones de
banda ancha...
La inmensa mayoría de la información
que circula por Internet alertando sobre nuevos virus (fundamentalmente
a través del correo electrónico), suele ser radicalmente
falsa. No podemos negar que el correo electrónico es
un magnífico medio de comunicación, pero tampoco
que, por desgracia, ayuda a propagar software malicioso.
Estos mensajes son meras tomaduras de pelo. Alguien
quiere gastar una broma y lo envía a todas las personas
que puede, evidentemente con la sugerencia de que lo reenvíen
a todas las direcciones posibles, pero... ¿qué
gana con ello? A veces, se trata tan solo de pasar un rato "divertido",
pero para algunos el beneficio llega después: correos
enviados y vueltos a reenviar cientos de veces, con inmensas
listas de distribución a las que luego se puede hacer
un e-mailing con fines publicitarios, por ejemplo.
Esta actitud puede, en situaciones de incertidumbre
y temor generalizado a, pongamos por caso, un ataque terrorista,
degenerar en pánico, lo que favorece la proliferación
de falsas alarmas. Por ello, es preciso distinguir claramente
entre una genuina alerta de virus y un hoax (anglicismo con
que por lo general se designa a los bulos que circulan por Internet).
Naturalmente, en Panda Software siempre hemos
recomendado encarecidamente que se preste la máxima atención
a cualquier mensaje que incite al usuario a su propagación
indiscriminada. En definitiva, es la misma actitud cautelosa
que también evitaría la difusión de los
virus informáticos. Lo malo es que, en este caso, quienes
propagan los bulos mencionados se aprovechan de la buena fe
y la ingenuidad de los usuarios.
Por otra parte, el fenómeno de los hoaxes
es bastante más grave y difícil de combatir de
lo que parece, puesto que muchos de ellos siguen circulando
libremente por la red sin que nadie se muestre capaz de ponerles
coto. De hecho, numerosos expertos consideran que esto es poco
menos que imposible, aunque entre todos podemos contribuir a
que, al menos, la situación mejore sustancialmente.
Hoaxes y demás bulos
A pesar de que las falsas alarmas de virus son
una de las modalidades preferidas por los embaucadores de Internet,
hay otros tipos de bulos que conviene diferenciar para no añadir
aún más confusión a todo este galimatías.
Algunos de ellos no son sino variedades de hoaxes, pero otros
pueden tener distintas ramificaciones, las cuales pueden llegar
a poner en peligro la seguridad de un sistema informático.
Los hoaxes deben encuadrarse en la categoría
de las llamadas leyendas urbanas, que florecen al calor de la
actual expansión de medios de comunicación tales
como Internet. No en vano, muchos ven en esta formidable herramienta
informática un vehículo de expresión de
opiniones y transmisión de noticias al margen de los
cauces oficiales. Por desgracia, esto convierte a Internet,
en lugar de en una "Autopista de la Información",
en un "Sendero de Cotilleos". Por ello conviene estar
atento y no caer en el error de creer que todo lo que circula
por la red es digno de confianza.
A partir de ahí surgen distintos tipos
de bulos, según la causa que los origina y la clase de
mensaje a que dan lugar. Como cartas en cadena se denomina a
los falsos avisos, ya sean de virus o no, que incitan a su destinatario
a reenviarlos indiscriminadamente a todos sus amigos y conocidos.
La mayoría de los hoaxes pertenecen a esta categoría.
Las falsas alarmas tienen un nombre suficientemente
revelador: se trata, en efecto, de alertas infundadas que sólo
pretenden que cunda el pánico y gastar una broma a los
usuarios incautos o inexpertos.
Por último, cabría distinguir la
categoría de los meros sustos, que no pasan de simples
bromas, más o menos pesadas, cuyos autores, aparentemente,
sólo pretenden pasar un buen rato a costa de la credulidad
de los destinatarios de las mismas.
Conclusión
En resumen, nunca se insistirá lo suficiente
en la necesidad de observar una actitud cautelosa ante cualquier
tipo de mensaje que circule masivamente por Internet. Por ello,
desde Panda Software recomendamos a los usuarios emplear una
conducta más reflexiva a la hora de reenviar los avisos
de virus y, especialmente, la consulta de la sección
correspondiente de la enciclopedia incluida en la página
web de nuestra compañía, en la dirección:
http://www.pandasoftware.es/enciclopedia/hoax.htm.
Además, puede encontrarse más información
sobre las leyendas urbanas en la página web www.urbanlegends.com,
en la que no solamente se encuentran explicaciones a los hoaxes
acerca de virus y desastres informáticos, sino también
sobre la realidad de historias tales como las calcomanías
con LSD, los pollos manipulados genéticamente para hacer
hamburguesas o la congelación del cuerpo de Walt Disney.
Fernando de la Cuadra
Editor Técnico Internacional
Panda Software (http://www.pandasoftware.com)
E-mail: Fdelacuadra@pandasoftware.com