La ropa y los tatuajes servirán como indicio para perseguir delitos de odio
Los tatuajes y la vestimenta de los autores de agresiones se tendrán en cuenta a la hora de calificar actos de violencia tales como delitos de odio. Así se establece en el nuevo protocolo policial que ha sido anunciado por el Ministerio del Interior tras la muerte del hincha coruñés en una pelea con ultras del frente Atlético en los alrededores del río Manzanares.
Francisco Martínez, secretario de Estado de Seguridad, aseguró que la estética de los delincuentes podría ser uno de los indicadores para comprobar si algunos de estos actos se corresponden con delitos de odio contra minorías (homofobia, xenofobia o cualquier otra actitud vejatoria). Martínez dijo además que los lugares donde se produzcan los ataques también se tendrán en cuenta si se trata de un cementerio, un recinto de culto o un establecimiento de un grupo minoritario, ya que podrían indicar que se trata de un delito de odio.
También se analizará la simbología que porten los agresores, siempre que sirva para difundir propaganda extremista o radical. Además, insistió de nuevo en reclamar una “mayor precisión” y un “mayor esfuerzo” a la hora de redactar actas de acontecimientos deportivos para identificar en los estadios cantos vejatorios o discriminatorios u objetos de similares características, como banderas con inscripciones racistas o xenofóbicas. Así, se trataría de aplicar “con mayor rigor” la Ley de 2007 que ya sanciona con multas administrativas estas conductas.
Los delitos de odio son relativamente frecuentes en nuestro país, sobre todo por parte de grupos concretos con ideologías estremistas. El fiscal especializado en delitos de odio en Barcelona pidió estos días tres años de cárcel para un miembro de Brigadas Blanquiazules, grupo ultra del Espanyol, y su pareja por crear una radio digital que emitió durante dos años música neonazi con contenidos xenófobos y que incitaban al odio. Según el ministerio público, el acusado usó una web que gestionó desde su propio domiciolio entre 2011 y 2013 con la que emitió 28 programas de radio con el “objetivo fundamental de difundir indiscriminadamente canciones de música RAC (Rock contra el comunismo)”. El fiscal cree que las emisiones buscaban difundir ideas de genocidio contra minorías étnicas, raciales, sexuales o religiosas y sirven para captar nuevos miembros y financiar organizaciones neonazis. Llegó a contar con 345 seguidores.
La muerte del hincha coruñés ha desatado reacciones como estas contra la violencia entre grupos extremistas, aunque estos hechos llevan sucediendo muchos años. Ahora, se trata de frenar esta situación con leyes específicas y reformas como esta.
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