Detenido el trabajador de un gimnasio por grabar imágenes en los vestuarios.

Un empleado de un gimnasio llamado Stabia, en Mérida, ha sido detenido la semana pasada por un supuesto delito contra la intimidad. Según fuentes de la investigación, el hombre, de 47 años, habría grabado imágenes en los vestuarios femeninos del establecimiento sin consentimiento de las víctimas, instalando una cámara de grabación camuflada como un sistema de detección de movimientos para alarmas para no levantar sospechas. El empleado, sin antecedentes penales anteriores, utilizaba la excusa de que se cometían pequeños robos en las instalaciones para adquirir una cámara de grabación en un portal de internet y colocarla en los vestuarios femeninos durante aproximadamente dos meses y medio.

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La investigación comenzó el pasado 23 de marzo, cuando la Policía Nacional de Mérida recibió una denuncia de una usuaria del gimnasio en la que constaba que un hombre había colocado una cámara en los vestuarios femeninos del gimnasio, método con el que obtuvo imágenes de la denunciante mientras se cambiaba de ropa. Al parecer, las imágenes capturadas de forma irregular habían sido enviadas al hijo de la denunciante, argumentando que en la grabación se veía a su madre robando un bolso de las taquillas.

 

 

 
La denuncia se traspasó a la Brigada Local de la Policía Judicial, que continuó con la investigación para esclarecer estos hechos. Según la investigación, el hombre compró la cámara en un portal de internet y la colocó en los vestuarios hace más de dos meses con la intención de “descubrir a la persona que estaba cometiendo hurtos en dicho vestuario”.

 

 

 
Las grabaciones se almacenaban en uno de los ordenadores de la recepción del centro y solo eran visualizadas por el detenido, que grabó con su teléfono móvil las imágenes para enviarlas al hijo de la denunciante acusándola de ser la autora de los hurtos.
Después de comprobar que no existe ninguna denuncia por hurto o robo en el establecimiento, la policía detuvo al acusado como presunto autor de un delito contra la intimidad.

 

 

 
Los dueños del gimnasio manifiestan su desvinculación con los hechos, asegurando que el detenido actuó por cuenta propia y sin decir a nadie lo que estaba sucediendo. La empresa ha acordado la suspensión laboral del acusado y asegura que no existen quejas o denuncias de otras personas por los hechos que se investigan.

 

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