Juicio de Nuremberg, aprendiendo de los errores del pasado

El juicio de Nuremberg fue uno de los más importantes de la historia, el cual duró desde el 20 de enero de 1945 al 1 de agosto de 1946 con más de doce juicios.

En él se juzgaron a los nazis que quedaron con vida de la alta jerarquía y a varias organizaciones también nazis. El veredicto fue emitido el 1 de octubre de 1946 y la posterior sentencia de muerte a través del ahorcamiento se llevó a cabo el 16 de octubre del mismo año.

Los juicios de Nuremberg constituyeron un conjunto de procesos promovido por las naciones aliadas vencedoras en la Segunda Guerra Mundial, donde se sancionaron las responsabilidades de los dirigentes y colaboradores del régimen nazi de Adolf Hitler por los abusos y crímenes cometidos contra la humanidad.

Tras el suicidio de Hitler, Estados Unidos, la República Francesa, el reino Unido, Irlanda del Norte y la Unión Soviética fueron los representantes para el procedimiento y fueron los elegidos por el resto de los países para delegar y dar justicia, puesto que fueron los que mayores esfuerzos hicieron durante la guerra.

El proceso se celebró en Nuremberg puesto que su juzgado seguía en pie y su cárcel también. El 8 de agosto de 1945 se firma la Carta de Londres donde establece la constitución del Tribunal Militar Internacional.

Los cargos procesados fueron los de conspiración, crímenes de guerra, crímenes contra la paz y los crímenes contra la humanidad.

Cada uno de los cuatro países encargados de practicar la justicia se encargó de un proceso. Los franceses quedaron al cargo del proceso con los crímenes contra la paz, los soviéticos con los cargos de crímenes de guerra y contra la humanidad, los norteamericanos con de la conjura y los británicos con las invasiones.

Fueron muchos los altos cargos alemanes que terminaron suicidándose o asesinados, Hitler, Goebbels, Himmler, Fritz Todt, Reinhard Heydrich, entre otros, por lo que juzgar era un asunto complejo.

Fueron muchos los dirigentes nazis capturados, además de varias organizaciones. Algunos nombres de la lista sería el de Karl Dönitz (sucesor de Hitler tras su suicidio), Rudolf Hess, secretario particular de Hitler y muchos más.

Los acusados podían ir en traje con corbata para asistir a los juicios, aunque de vuelta a la prisión se les eran retirados para evitar suicidios. Aún así, resultó difícil evitar que algunos lo consiguieran para no sentarse en el banquillo. Hermann Göring, por ejemplo, se suicidó en la víspera de un juicio con una cápsula de cianuro.

Uno de los juicios más sonados quizá fuera el de los doctores, donde se les acusaba de hacer barbaridades con más de 300.000 enfermos o investigaciones con los presos, donde se encontraban tanto hombres, mujeres como niños.

También está el de la exterminación de los judíos en los campos de concentración.

Los que no fueron sentenciados a muerte cumplieron sus penas en la cárcel de Spandau hasta su muerte.

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