El chantaje cibernético se extiende entre los usuarios de Internet

Algo que conlleva el alcance de las nuevas tecnologías a todos los niveles socioeconómicos de la población es que su uso llega a todos los rincones, tanto de modo positivo como negativo.

 
Al hablar de unidades policiales encargadas de combatir los delitos telemáticos y el crimen virtual, siempre nos hemos imaginado que éstas combaten operaciones de altísima complejidad técnica donde intervienen hackers, organizaciones delictivas internacionales, movimientos de elevadas sumas de dinero a paraísos fiscales y todo lo que podría aparecer en películas.

En la última década los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado han hecho avances notables en la lucha contra la delincuencia electrónica organizada, pero justamente por esa especialización es que el reto se hace mayor al tener que adaptar los mecanismos para combatir numerosos delitos cometidos a diario en menor escala, en una especie de incursión del hampa común en los delitos cibernéticos.

Requiere todo un replanteamiento de las técnicas de persecución al criminal cuando se pasa de buscar a un cabecilla de una trama delictiva internacional a localizar a algún politoxicómano que comete chantajes en redes sociales para procurarse la dosis del día.

El chantaje online a menor escala representa el principal reto actual de las unidades de delitos 2.0 de la policía y Guardia Civil, ya que a diario se reportan numerosos casos como el del joven detenido en Huelva luego de robar un móvil y chantajear a su propietaria con la publicación de fotos de índole sexual que se encontraban almacenadas en el móvil sustraído.

 
El joven de 19 años que presuntamente cometió el delito de chantaje ya presentaba antecedentes policiales por robo con intimidación y chantaje, pero no a través de medios electrónicos.

En este caso, el delincuente procedió a robar a la víctima a punta de navaja y la contactó con los datos hallados en el móvil sustraído para amenazarla de publicar el contenido privado del mismo si ella se atrevía a interponer una denuncia por el robo. Apartando el robo con violencia, el hecho es constitutivo de delito según lo contemplado en el código penal en el artículo 171.2, que reza:

» cuando alguien exigiere a otro una cantidad o recompensa bajo la amenaza de revelar o difundir hechos referentes a su vida privada y relaciones familiares, que no sean públicamente conocidas y puedan afectar a su fama, crédito o interés».

 

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