Chantaje en los servicios de comentarios o valoraciones de comercios en Internet

Cada vez son más las personas que se convierten en usuarios habituales de portales de compra y venta de artículos nuevos y usados como eBay, Alibaba, Segundamano o Milanuncios. Lo que comenzó hace no mucho como un medio más bien extraño y poco fiable solo usado por los más habituados a medios online, hoy es la forma más rápida y barata de comparar precios, marcas y disponibilidades.

 
La mayoría de los portales que ofrecen herramientas de ventas para que profesionales ofrezcan sus productos tienen un sistema de clasificación y evaluación de vendedores que le garantizan al comprador la mayor seguridad posible gracias a los comentarios, opiniones y valoraciones emitidas por clientes y usuarios, por lo que los comercios virtuales se tienen que fiar de la objetividad –y buena voluntad- de sus clientes a la hora de evaluar.

 
Si pensabas que las opiniones en el mundo real corrían como la pólvora…
Todo en Internet se hace más rápido si se hace bien, incluso si hablamos de emitir opiniones mordaces e incluso dañinas.

En un mundo globalizado donde la oferta de la mayoría de los productos supera la demanda, los consumidores saben bien que las compañías que ofrecen bienes y servicios están en desventaja a la hora de negociar y siempre éstas últimas tienen que ser flexibles para poder fidelizar. Aquí es donde entran los consumidores sin escrúpulos quienes quieren sacar ventaja de esta coyuntura económica por medio de prácticas rastreras como el bombardeo de opiniones negativas falsas y reseñas desfavorables de productos –aun siendo de alta calidad- a no ser que puedan sacar algún tipo de favor u obsequio a cambio.

 
De la picaresca al chantaje digital

 
Últimamente ha crecido el número de eventos relacionados con chantaje a pequeños y medianos comercios con presencia en internet (los grandes están por lo general blindados por un poderoso departamento legal) quienes reciben “peticiones” de algún tipo de concesiones relacionada con su actividad a cambio de dejar una reseña positiva. Tal es el caso de algunos pequeños hostales, albergue y casas rurales que dependen en gran medida de las reseñas en portales como tripadvisor, hostelworld o bookings para poder mantener su modelo de negocio operativo y poder darse a conocer. Estos comercios son no pocas veces de huéspedes quienes requieren algún trato de favor in situ a cambio de una valoración del 100 % en las páginas donde se promocionan.

El otro lado –y más preocupante- de estas prácticas fraudulentas es cuando se da el caso que son las páginas buscadoras de ofertas de bienes y servicios o portales de venta online son quienes falsean los datos de las valoraciones de los consumidores para beneficiar o perjudicar a individuos según convenga y a cambio de, muchas veces, onerosas comisiones. Ese fue el caso ocurrido en Francia donde un tribunal dictaminó que los portales Expedia, TripAdvisor y Hotels.com fueron culpables de prácticas fraudulentas y fueron condenados a pagar multas de cerca de medio millón de Euros.

 
Hace algún tiempo vendí mi antiguo teléfono móvil en un conocido portal de venta online. El terminal estaba en perfectas condiciones, pero yo no ofrecía el cargador de baterías como parte de la transacción. Aun habiendo especificado claramente en el apartado de descripción lo que incluía y lo que no incluía el ítem a la venta, el comprador me calificó negativamente porque, según él o ella “se supone que todo móvil debe incluir cargador”. Por muy infundada que fuese su motivación y por mucho que pedí que su voto negativo fuese borrado, el servicio de atención al vendedor del portal se negó basándose en que no puede influir o alterar una opinión personal.

 
Una cosa es el legítimo derecho a ejercer la libertad de expresión y algo muy diferente es el “Catch 22” en que ponen a veces a los vendedores que tratan de abrirse hueco en el mercadillo 2.0.

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