La necesidad de combatir el ciberdelito a las empresas
Todo avance tecnológico conlleva innumerables beneficios y mejoras tanto para la sociedad en general como para el sector empresarial en particular sin embargo, también reporta nuevos riesgos a los que es necesario hacer frente de una forma contundente y eficaz
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y hablamos esencialmente de internet, han construido lo que llamamos «un mundo globalizado» en el que todo parece estar permanentemente interconectado entre sí. Su aplicación en las empresas ha mejorado y acelerado los procesos, la comunicación y, por tanto, la productividad. Pero también abrió la puerta a nuevas modalidades de delitos a los que es necesario hacer frente.
Estos nuevos ciberdelitos se resumen esencialmente en tres modalidades: la destrucción de la información importante de una empresa por el ataque directo de hackers informáticos, el robo y posterior venta a la competencia de dicha información, o el secuestro y petición de rescate.
Pero al igual que en la vida diaria donde el que más tiene instala la mejor alarma en su casa, también las empresas menos poderosas resultan ser las más susceptibles a estos ciberataques, es decir, la pequeña y mediana empresa cuyo tamaño y volumen de negocio limita irremediablemente la inversión en protección.
De lo anterior se concluye que la inversión en I+D se encuentra estrechamente vinculada a la ciberdelincuencia de una forma inversamente proporcional: una mayor capacidad de invertir en sistemas de protección actúa como repelente hacia los ciberdelincuentes.
Esta realidad se completa con otra, al menos, tan importante: los nuevos delitos informáticos deben ser perseguidos de forma contundente por la justicia y la legislación. En un país como España, la segunda nación del mundo en número de ciberataques según indican las estadísticas (70.000 sólo en 2014), le legislación actual parece no estar a la altura de las circunstancias, tal vez, porque las autoridades no alcanzan aún a comprender el alcance e importancia que los delitos antes mencionados representan para cualquier empresa.
Sólo cuando los legisladores comprendan que la delincuencia a través de la red es un acto delictivo tan grave y trascendental como un robo de patentes o el secuestro de una persona entre otros y, por tanto, actúen en consecuencia fijando las leyes adecuadas que, además de castigar severamente, cumplan también una función disuasoria, las empresas españolas podrán comenzar a respirar algo más tranquilas.
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