Las tarjetas de crédito siguen siendo objeto de engaño
Como pasa con frecuencia en los delitos de nuevo cuño, hemos tomado una palabra de origen anglosajón para definir el uso ilegitimo de las tarjetas de crédito, o de sus números, pertenecientes a otras personas. Nos referimos al término Carding, para aludir a cualquier método de Ingeniería Social o que abuse de nuestra inteligencia para tomar lo ajeno, nuestro dinero u objetos que se adquieren con él.
Sabes que lo más importante en estos casos es la prevención, la recuperación de los sustraído, aunque posible, es muy difícil de obtener. Para lograrlo tendríamos que hablar con el administrador del sitio donde se realizo el pago del artículo solicitando la IP de donde se hizo la compra y luego, lo más complicado, demostrar que nosotros no hicimos la compra.
Además, cuando alguna persona utiliza carding para comprar objetos materiales, se suele utilizar una dirección falsa con una identificación también falsa, es decir todo el formulario de compra lo llena con datos falsos.
Un dato importante a tener en cuenta, es que el robo de una tarjeta de crédito es un delito universal por lo que puede tener causas penales, independientemente de dónde se encuentre el sustractor.
Son múltiples las formas que han inventado estas personas para practicar el carding, que más vulgarmente, pero de forma más clara, se denomina robar. Copias de tarjetas en el cajero con instrumentos de falsificación introducidos, portales de Internet con artículos falsos a la venta que piden número de tarjeta, descuidos al escribir el número y dejarlo en la basura, personas cercanas en las que confiamos…
Es cierto que no se puede evitar que las nuevas tecnologías cambien nuestros hábitos de compra, pero eso no quiere decir que no seamos precavidos, antes al contrario, debemos tomar cada día más reparos y ser más cuidadosos. Una de las grandes apariciones en este sentido, y que nos lleva a aconsejar su uso, es la aparición de sistemas de pago online sin necesidad de dar los números de la tarjeta.
El más conocido se llama Pay-Pal, pero hay más, y son un magnífico sistema mediante el que estas nuevas empresas hacen de mediadoras entre nosotros y nuestras compras y ni siquiera ellos conocen nuestros datos. Disponemos de una cantidad de dinero apartada para este tipo de compras, y sólo nosotros podremos usarlo.
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