Resumen de los delitos informáticos ocurridos durante 2014 por la fiscalía
La ciberdelincuencia, o delitos cometidos haciendo uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, no han hecho más que crecer año tras año. Los delitos informáticos no sólo aumentan en cantidad, también lo hacen en variedad debido al progreso tecnológico y al creciente uso de internet por los ciudadanos, y los legisladores han tenido que hacer frente a esta circunstancia aportando respuesta ágiles que faciliten la protección de los usuarios, tanto empresas como particulares.
¿A qué se debe el aumento de los ciber delitos?
De un lado, la propia evolución y desarrollo de nuevas tecnologías ha hecho posible la aparición de nuevas formas de delinquir a través de internet, cada vez más sofisticadas y efectivas. De otro lado, cada vez son más las personas, instituciones y empresas que utilizan las nuevas tecnologías e internet aplicadas a ámbitos de la vida y los negocios también cada vez más variados lo cual genera un mayor número de oportunidades para que los cibercriminales puedan actuar.
Delitos «para todos los gustos»
El resultado de todo ello es la existencia de una amplia variedad de tipos de delitos informáticos, entendidos éstos como toda aquella acción delictiva que hace uso de, o tiene como objetivo, las nuevas tecnologías de la comunicación o TIC’s, ante los que la legislación española ha debido responder a lo largo de los últimos años con el fin de proteger a los ciudadanos frente a estas constantes amenazas. Esta respuesta llega de dos formas íntimamente ligadas una a la otra. Por una parte, la reforma legislativa que recoja es variedad cada vez mayor de delitos informáticos. Por otra parte, dotas a los agentes indicados de los instrumentos y herramientas necesarias que faciliten la investigación y esclarecimiento d los hechos.
En este sentido, la última reforma efectuada del Código Penal aprobada a comienzos de este mismo año y que entró en vigor el pasado mes julio, recoge una amplia tipología de criminalidad informática como los daños informáticos, los delitos contra la propiedad intelectual, los delitos de descubrimiento y revelación de secretos, delitos relacionados con la pornografía infantil y en general, todas aquellas acciones que son susceptibles de ser tipificadas como un delito y que para su ejecución hacen el uso, de una u otra forma, de las nuevas tecnologías, como delitos contra la libertad, delitos de terrorismo, crímenes de odios, etcétera.
2014, un año protagonizado por los delitos informáticos
Como ya adelantábamos al comienzo, y a pesar de los esfuerzos de legisladores y judicatura por luchar contra los delitos relacionados con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, estos continúan experimentando un crecimiento, en gran medida debido al mayor uso que los ciudadanos hacemos de estas tecnologías, lo cual «invita» a los ciberdelincuentes a usar todos sus conocimientos contra nuestra privacidad y seguridad en el ciberespacio.
La Instrucción 2/2011 de la Fiscalía General, sobre el Fiscal de Sala de Criminalidad Informática y las secciones de criminalidad informática de las Fiscalías relativo al año 2014, arrojan un total de 20.534 delitos informáticos conocidos por el Ministerio Fiscal (recordemos que muchos ciberdelitos, al igual de otros delitos de diferente naturaleza, no llegan a ser denunciado). Esta suma total representa un aumento del 71,21% respecto al año inmediatamente anterior, 2013, en que la cifra se situó en los 11.990 delitos, y un incremento de más del 210% en relación a los 6.532 delitos informáticos identificados en 2011.
Es decir, en los cuatro años que abarcan el período de 2011 a 2014, el número de delitos informáticos ha pasado de 6.532 a 20.534, casi se ha cuadruplicado.
Estas cifras reveladas por la memoria de la Fiscalía aún podrían esconder un mayor número de delitos vinculados a las TIC’s pues, tal y como se explica, este tipo de delincuencia presenta una enorme transversalidad y sus comportamientos ilegales pueden ser de diferente naturales y, por tanto, encuadrarse en tipos penales muy diferentes. La consecuencia es que en ocasiones, un delito informático puede quedar oculto a los datos estadísticos. Si unimos esta especificación al hecho de que muchas personas aún no denuncian este tipo de acciones delictivas, el resultado es que las cifras reales absolutos serían incluso mayores que las expuestas.
Diversidad delictiva
A lo largo de 2014, los procedimientos judiciales revelan como principales delitos relacionados con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación los siguientes:
- Daños y/o sabotaje informático.
- Acceso sin autorización (a bases de datos, cuentas de correo electrónico, perfiles en redes sociales, dispositivos, etcétera).
- Descubrimiento y revelación de secretos (incluyendo el espionaje)
- Delitos contra los servicios de radiodifusión.
- Estafa.
- Acoso a menores de 13 años.
- Pornografía y corrupción de menores o discapacitados.
- Delitos contra la propiedad intelectual.
- Falsificación documental.
- Injurias y calumnias contra funcionario público.
- Amenaza y coacciones.
- Delitos contra la integridad moral.
- Apología o incitación a la discriminación.
- Suplantación de identidad.
De todos ellos destacan especialmente los delitos de estafa que, con un total de 17.328 denuncias, suponen el 84% del total de delitos informáticos registrados a lo largo del año 2014, un porcentaje similar, aunque ligeramente superior, a años anteriores, seguido de los delitos de pornografía y corrupción de menores o discapacitados con el 2,83% (581 denuncias).
En el otro extremo se sitúan los delitos contra los servicios de radiodifusión que, con un total de 15 denuncias apenas suponen el 0,07 del total, seguido de los delitos de apología o incitación a la discriminación, con el doble de denuncias que el anterior y un 0,15% del total.
Este informe de la fiscalía también revela que, si bien antes hemos mencionado que aún muchas personas no denuncian este tipo de delitos, también es cierto que cada vez son más los ciudadanos que recurren a la justicia, especialmente ante aquellos actos cuya finalidad es el fraude.
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